Tipologías y evolución de las herramientas romanas
de Luis Manuel Celorio Peinado director del Museo Casa del AguaTipologías y evolución de las herramientas romanas
Desde los comienzos de la Edad del Hierro o finales del Bronce se conocen, por la arqueología, herramientas agrícolas similares a las usadas hasta mediados del siglo XIX.
Serían sin embargo los romanos, los que de forma sistemática detallarían que tipo de herramientas se utilizaban en la época, como recogen en sus escritos los autores clásicos, como Caton el Viejo, con su obra, Agricultura (Siglo II a. de C.), Varron y su, Res Rustica, (siglo I a. de C.), o Plinio y Virgilio, que documentan las primeras referencias latinas a herramientas propias del trabajo en el campo y en las huertas y villas ajardinadas. Estos clásicos romanos habían leído a los griegos como Teofrasto y también tenían referencia de autores y agrónomos cartagineses, herederos de la antiquísima horticultura egipcia y de Oriente Medio.
Al rayar nuestra era, es el hispano-romano Columela, nacido en Cádiz (Gades, en el siglo IV d.C.) el autor que sigue la tradición de los agrónomos latinos y del que tenemos dos obras “Res rustica y Liber de arboribus”. A él debemos la descripción del podón utilizado en viticultura “falces vinitoriae” de la época y de sus diferentes partes. Columela también menciona las guadañas y las palas planas para trabajar el terreno, cargar o aventar el grano. Los trabajos en las viñas, en el olivar y en las campiñas de cereales, que veremos reflejadas posteriormente en códices, manuscritos, y bajorrelieves medievales, donde aparecen como herramientas del campo, idénticas a las romanas.
Debemos a Paladio (siglo IV.d.c.), cuyo nombre completo es Palladius Rutilius Taurus Aemilianus, la primera sistematización de herramientas que conocemos. Paladio deudor de los autores anteriormente citados, a los que fundamentalmente resume, se convertiría con su Tratado de Agricultura en uno de los autores más reconocidos de la Edad Media y el Renacimiento. Paladio es muy valorado por el método que utiliza en su obra que recuerda a obras actuales en forma de calendario de labores y consejos prácticos para el aficionado: una obra sucinta y esquemática que serviría de reseña a autores del siglo XVI como Alonso de Herrera, en su Agricultura General, 1513.
Sin apenas modificaciones llegamos al siglo XVIII y a la Ilustración donde empiezan a verse en los viejos manuales de jardinería herramientas algo modificadas, por los herreros.
Por tanto podemos afirmar, que la base de nuestras herramientas actuales estaba ya desarrollada entre los romanos hace dos mil años.
La terminología sobre herramientas romana, sorprende por su cantidad y variedad, se pueden diferenciar básicamente en, herramientas de labor y herramientas de corte y en ocasiones herramientas de doble uso. La primera reseña de Paladio en su texto sobre aperos y herramientas es para el arado simple (aratra simplicia) o si la zona lo permite por ser más llana, el arado de orejas o vertedera, con los que el surco, al ser más hondo, puede alzar los sembrados del encharcamiento de agua en invierno. El operario o esclavo que llevaba a cabo el trabajo era el arator. Los arados y sus ricas tipologías han sido objeto de estudios etnológicos profundos, pues son herramientas muy apreciadas desde la antigüedad.
Otra herramienta que cita Paladio en su texto al final del Libro I de su Tratado de Agricultura, es la azada de dos puntas bidentes y el hacha pico o zapapico. Las había desde antiguo de diferentes tamaños y formas desde la alcotana de albañil a las azuelas pequeñas de carpintero y las que se usan aun hoy para podar olivos, hachuelas.
Los podones o (falces putatoriae), tenían asimismo diferentes formas y tamaños, putator es el podador. Nos habla Columela de las partes que lo componían: culter o filo vertical, sinus o donde empieza a curvarse el filo, scalprum parte del filo desde sinus hasta la punta o rostrum, la pequeña hacha opuesta a la punta que tienen algunos podones es securis. Por último tendríamos mucro o la punta opuesta al mango, modelo este que no se encuentra en la actualidad.
En cuanto al capítulo de las hoces, diferenciaremos las guadañas o hoces de heno (falces foenarias) o falx, dice de ellos Covarrubias que “es una cuchilla falcada que, puesta en un astil largo, siegan con ella la yerba y el heno que se ha de encerrar para dar de comer a los bueyes y a las bestias el invierno después de seca”. Existen además de las guadañas, otros tipos similares menos largos para desbroces, como los rozones, o fouces rozadoiras.
Las hoces de cereal son “falces stramentaria o messoria”, existiendo un modelo de hoz dentada que tuvo mucha difusión y que seguramente procede de las hoces neolíticas, un trozo de madera curva con piedras de sílex cortantes incrustados al modo de los trillos, nos cuenta Covarrubias “instrumento corvo y con dientecillos agudos del cual usan los segadores para cortar la mies”, messor sería el segador.
Pasa Paladio en su texto a los legones o azadas, ligo también se denominaba a los almocafres grandes de forma triangular que se usan en horticultura, existiendo un modelo trapezoidal para desherbar y aporcar que se usa aún hoy como rozador y que es muy similar a una azada celtibera.
Azadones, sarculos, más pequeños y cuadrados que los legones y las azadillas, sachos o garabatos runcones. Azadones y azadillas Las herramientas de labor españolas tipo garabatos o almocafres.
“Lupos, son sierras enmangadas, pequeñas y grandes, hasta la dimensión de un codo, susceptibles de introducirse en el tronco de un árbol o vid para cortarlo que es algo que no puede hacerse con una sierra ordinaria serrula”. Los romanos seguramente conocían la sierra de arco y de dos manos o tronzador en sus diversas formas, tal vez un tipo de lupo.
Acus, binadores de cepas con los que se entierran los sarmientos en los terrenos cavados, se trataría quizás del ferramentum bifurcum de Columela o una azada o legona, dividida en el extremo, con dos gavilanes en la base menor para no dañar las cepas o las hortalizas.
“Falces a tergo acutas, podones bien afilados, y en forma de media luna”, herramientas parecidas de diversos tamaños se usan para podar olivas y frutales desde una pértiga, en algunos lugares las llaman calabozos, en Galicia fouces. Los podones con forma de media luna se ven también en los viejos grabados de herramientas francesas.
“Cultellos item curvos minores, cuchillos pequeños, también curvos con los que es más fácil cortar las ramas secas de los árboles nuevos”. Parece referirse a nuestros pequeños podones, corquetes y tranchetes o tronchetes. Corquetes “Falciculas, hocinos de mango tubular muy corto con los que solemos cortar los helechos” Serrulas minores o sea sierras pequeñas o serrotes. Vangas, se trata de una pala plana metálica o laya para trabajar la tierra.
Los romanos conocían las tijeras, forfex, para diversos oficios y utilizaban las tijeras de esquilar, tonsura, para podar, de hecho, tonsura es sinónimo de poda en latín. Las tijeras de esquilar de una pieza, como las de los pastores celtíberos, que se ven en el Museo Arqueológico Nacional, aparecen en láminas y grabados de jardinería del siglo XIX. Las tijeras de una mano o podaderas secateur, en francés, del latín seco, reseco, “resecando trunco arboris” se convirtieron en una de las herramientas básicas y de culto del oficio sustituyendo a los podones y tranchetes lentamente. Algo similar pasó con las hachas cuando se fueron imponiendo los serrotes. Las tijeras de podar y recortar Las tijeras de la actualidad, se dice, provienen del francés Bertrand de Moleville, ministro de Luís XVI,que en 1815, exiliado en Inglaterra, inventa las tijeras de resorte fijo. Más tarde las tijeras de resorte, con diversos modelos, se sustituyeron por las de fleje, como las Fedco inglesas con pico de loro, una lámina metálica que se enrolla. Hay que tener en cuenta que estas secateur no solo se utilizaban para jardinería sino también en viticultura y fruticultura. Una evolución similar, tuvieron las tijeras de poda de dos manos de porra y las de perfilar o recortar.
La “fanga” es una pala plana con tres dientes para voltear la tierra. Una herramienta similar se puede adquirir en la zona huertana de Lérida. Fangar, según nos cuenta la compañera Carmen Pérez Roig era o es remover o cavar el huerto con la fanga. Las palas palae o layas metálicas para trabajar la tierra, según recoge Caro Baroja, aparecen documentadas posteriormente, en la Edad Media, en las pinturas murales de Sigena 11 siglo XIII y en una tabla de la catedral de Mallorca siglo XIV. Pala plana o laya Un autor anglosajón que recoge otros términos latinos relacionados con las layas o palas planas, spade. “Runcones, azadón con los que se arrancan las zarzas” Probablemente un azadón estrecho y fuerte.
Secures simplices, hachas sencillas, también las había más grandes y de dos filos para talar. Hachas y guadaña 12 Sarculos vel simplices, vel bicornes, azadones sencillos y de dos puntas.
Ascia in aversa parte referentes rastros, la palabra ascia se refiere a un hacha pequeña o destral, pero asimismo a una azuela o incluso azadón. En este caso Paladio se refiere a una herramienta que tiene en su parte posterior un rastrillo o rastrilla rastrum o rastri. Los jardineros mayores no decían rastrillar sino “pasar el rastro” o “dar de rastro”.
Tenemos desde antiguo un tipo de rastro con bastidor y dientes de madera para recoger la hierba, recoger la parva en las eras “aparvador” y otro tipo para gradar la tierra de los cultivos con dientes metálicos.
Furca, la horca, los horquillos, bieldos, garios, garietas de dos o más puntas, metálicos o de madera (los más preciados se hacen de una pieza con ramas de almez o negrillo), eran herramientas para diversas tareas: recoger la hierba, las hojas, restos de desbroces. Conocidas por los romanos no las menciona Paladio, pero si otros autores latinos. Furcilla, pastinum, mergae…
Para transporte los romanos utilizaban las carretas y carros plaustra, plaustrum, que menciona Virgilio en las Georgicas y también Ovidio. Los tipos más antiguos son del tipo chillón, con ruedas macizas, ciegas, de madera, tirados por vacas o bueyes. Los que se utilizaban modernamente eran de ruedas radiadas, con llantas anchas y cubo que servia para el engrase, tirados por caballerías, generalmente mulas. Este tipo de transporte, carros de varas, de yugo o galeras, con pequeños cambios, se ha utilizado hasta los años sesenta del siglo XX.
El termino para jardinero y jardinería es topiarius y topiaria, aunque parece que se trataría más del jardinero paisajista o decorador que no el jardinero manual que casi siempre era esclavo.
Labrador o cultivador es cultor. Hortus, horti era el término utilizado para el huerto-jardín y para jardines o parques pequeños hortulus.
Our Team
Our Beliefs
Worship Times
Events
Youth & Kids
Next Steps
Josie Jeffery
Youth Director
Kayley Shelton
Worship Leader
Elinor Key
Production Director
Roy Hirst
Live Groups Leader
Guy Glenn
Administrative Assistant
Che Dawe
Associate Pastor
Yanis Barrow
Communications Director
Carter Monroe
Creative Director